Ayer asistí al encierro campero de Valdesaz, descubrí un ambiente realmente bueno, en el que era fácil contagiarse del entusiasmo.
Tuvimos que esperar un poco mas de lo esperado para oír el cohete, pero al fin se lanzo el primero, después el segundo, y el primer susto, llego con el tercer "chupinazo" (si me permiten la expresión) ya que cuando la persona encargada de soltar dichos cohetes, se encontraba de espaldas a toriles con el artefacto pirotécnico encendido, un precioso ejemplar negro, salio teniendo que poner el pirotécnico pies en polvorosa.
El estado dio buenos síntomas de bravura desde el primer momento, envistiendo a todo lo que se movía por la plaza.
Despues de unos minutos, y una vez sueltos los mansos, abrieron las puertas del corralón; los astados, encarrilaron rápidamente el callejón, y no pararon hasta subir hasta el llano, que se encuentra a unos 3 km del pueblo. La fuerte pendiente de la subida, nos puso a prueba, a los que como yo, vamos a pie, Gracias a Dios, mi buen amigo José Cruz, que en esta ocasión no se trajo el caballo, se encontró, con otro asiduo, Antonio, tocayo mio, que nos subió amablemente hasta el llano en coche.
Hubo bastantes momentos de peligro, con cogida incluida, después de unos segundos de revolcones, fue necesario evacuar al mozo en ambulancia, desconozco el alcance de sus heridas, pero espero sinceramente que se recupere a la mayor brevedad.
El astado, dio mucho juego, hasta que descubrió los girasoles, una vez dentro de ese oasis de paz costo bastante trabajo sacarlo, y tampoco sirvió de mucho, ya que según salio de unos se metió en otros.
Encierro Valdesaz, un álbum en Flickr
